10 errores comunes al empezar a bordar

El bordado a mano vive un renacimiento: es relajante, versátil y el resultado puede convertirse en arte para el hogar, moda personalizada o incluso un negocio rentable. Sin embargo, quienes se inician suelen tropezar con los mismos escollos. Identificarlos a tiempo te ahorrará frustraciones, materiales desperdiciados y horas de descoser. A continuación encontrarás los diez fallos más frecuentes —y cómo evitarlos— para que tu aventura con la aguja y el hilo empiece con buen pie.


1. Elegir la tela incorrecta

Muchos principiantes se lanzan a bordar sobre la primera tela que tienen a mano. Las más finas (batista, satén) o muy elásticas (punto, lycra) complican la labor: se arrugan, se agujerean o se deforman en el bastidor.
Solución: comienza con tejidos de algodón medianamente gruesos (lienzo, popelina) o lino rústico. Tienen hilos bien definidos que facilitan contar puntadas y aguantan la tensión sin deformarse.


2. No tensar correctamente el bastidor

Un bastidor flojo provoca pliegues y puntadas desiguales; demasiado tenso puede marcar la tela o romper fibras.
Solución: coloca la tela sobre el aro interior y aprieta el aro exterior hasta que quede firme, como un tambor. Comprueba la tensión pasando suavemente el dedo; si la capa vibra, estás listo. Ajusta de nuevo cada cierto tiempo: el hilo que vas añadiendo puede aflojar el conjunto.


3. Saltarse el prensado y transferir mal el diseño

Plasmar el dibujo a ojo o con bolígrafo puede dar bordados torcidos y manchas permanentes.
Solución: imprime o dibuja el patrón en papel de calco, papel carbón para tela o usa lápices borrables al agua. Si tu tela es clara, pon el diseño por detrás y calca con una mesa de luz (o contra una ventana). Antes de transferir, plancha la tela para eliminar arrugas y evitar distorsiones.


4. Usar agujas y hilos inadecuados

Emplear una aguja demasiado gruesa perfora la tela; una fina rompe el hilo. Además, muchos novatos mezclan hilos de mala calidad que se enredan o destiñen.
Solución: invierte en agujas de bordado (colmillitos) de numeración acorde a la tela. Los hilos mouliné de algodón mercerizado son perfectos: separables en hebras y con brillo uniforme. Para empezar, compra un par de tonos básicos y amplía tu paleta poco a poco.


5. Trabajar con el hilo excesivamente largo

Cuanto más largo el hilo, más fácil que se anude, se abra o pierda tensión. También se deshilacha al pasar varias veces por la tela.
Solución: corta una longitud aproximada a la distancia de tu antebrazo (40–50 cm). Si necesitas más, remata y empieza con otro trozo. Mantén los extremos recién cortados para evitar hilos peludos.


6. No asegurar el inicio y el final de la hebra

Dejar el hilo suelto por detrás provoca que las puntadas se aflojen con el tiempo o se enganche al lavar la prenda.
Solución: usa el clásico “nudo invisible” (asegura la hebra con pequeñas puntadas en zigzag al principio) y, al terminar, pasa la aguja bajo varias puntadas del reverso antes de cortar. Así garantizas que el bordado resista uso y lavados.


7. Ignorar la dirección de la puntada

Cuando cada puntada va en un ángulo distinto, el resultado se ve caótico y refleja la luz de forma desigual.
Solución: define la dirección general antes de empezar —por ejemplo, todas las puntadas de relleno en diagonal de izquierda a derecha— y manténla constante para lograr un acabado profesional y armónico.


8. No lavar ni planchar al terminar

El marcador soluble, el polvo de la tela o la grasa de las manos pueden dejar manchas. Además, las puntadas se “enchufan” con las arrugas.
Solución: remoja la pieza en agua tibia con unas gotas de jabón neutro, aclara suavemente y seca sobre una toalla. Luego plancha por el revés con calor medio y una tela protectora encima para asentar las puntadas sin aplastarlas.


9. Pretender aprender todas las puntadas a la vez

Existe la tentación de probar cada punto que se encuentra en Pinterest o YouTube, lo que deriva en bordados irregulares y agotamiento.
Solución: domina primero un pequeño repertorio: punto atrás, punto tallo, nudo francés, relleno satén y punto de cadena. Con solo cinco puntadas puedes lograr decenas de efectos; la destreza llegará con la práctica, no con la acumulación teórica.


10. Compararse con bordadores avanzados

Revisar cuentas de artistas de bordado puede inspirar, pero también generar frustración al no conseguir los mismos resultados enseguida.
Solución: recuerda que cada pieza lleva horas de práctica oculta. Guarda tus primeros trabajos y celebra tu progreso. El bordado es una maratón creativa, no una carrera de velocidad.

¡Impresiona con resultados profesionales gracias al bordado!

Si buscas una forma de personalizar tus prendas con carácter, elegancia y durabilidad, el bordado es sin duda la técnica ideal. Su acabado artesanal, su resistencia al paso del tiempo y su versatilidad lo convierten en una apuesta segura tanto para piezas únicas como para pequeñas producciones con alma propia.

Ya sea que estés empezando en el mundo del diseño textil o quieras dar un paso más en la presentación de tu marca, el bordado te permite crear productos únicos, con detalles cuidados y un estilo que nunca pasa de moda.

En El Arte de Mia, trabajamos cada puntada con precisión y cariño, para que cada prenda que sale de nuestro taller no solo luzca bien, sino que también transmita tu historia.
Descubre el poder del bordado personalizado y da vida a tus ideas con hilos que hablan por ti.

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